CAPITULO 1. Daniel y el vacio.
Daniel la estaba
esperando en el hall central de las salas de cine, había comprado la
entrada para la ultima función de la noche, también su bebida favorita y
un gran pote de cucarachas azucaradas que a ella y a el le encantaban,
algunos insectos todavía estaban vivos y sus dedos no aguantaban a
introducirse uno a la boca. Faltaban pocos minutos para que comenzara la
función y no sabía nada de ella, por lo que decidió esperarla afuera
del cine sentado en las escaleras mientras se fumaba un cigarro, la
calle estaba vacía y un poco húmeda. “¿por que no llega aun?” pensaba
mientras hacía formas y jugaba con el humo en su boca. De pronto escucha
el sonido de las llantas de un auto derrapando en el pavimento húmedo, y
dirigió su mirada a el mientras este emprendía una rápida y acelerada
carrera, al pasar frente a el escucha la voz de su novia desde el
interior del vehículo, mientras esta asomaba la cabeza por la ventana
con un gran y desesperado grito “¡¡DANIEL!!”, arrojó el cigarro y
rápidamente corrió a la calle mientras el auto avanzaba raudamente,
estaba confundido y sus manos tiritaban, no sabía que hacer, levanto sus
brazos y cruzo sus manos en su nuca y se frotaba nervioso el cabello,
muchas preguntas circulaban por su cabeza y como reacción natural corrió
a su auto en para perseguir aquel rojo vehículo que llevaba a su novia a
algún lugar desconocido y con un motivo también desconocido.
Aceleraba lo mas rápido que la maquina le permitía hasta que lo
encontró, este ya no corría sino que se camuflaba entre los demás autos y
decidió seguirlo desde atrás para que ellos no se percataran de su
persecución.
-”siempre te dije 'marta no te vistas así, eso te va a traer problemas'” pensaba mientras con rabia golpeaba el volante.
“¿quienes serán esos tipos?” se preguntaba.
“¿estarán armados?”
realmente estaba desconcertado pero su sentido de protección lo llamaba a
seguirlos hacia cualquier lugar donde ella se dirigía...
en la radio estaban dando un concierto de “The Doors” y mientras Jim
Morrison cantaba su mirada solamente se fijaba en el sospechoso y
violento vehículo; lo siguó por calles que nunca había recorrido, hasta
salir de la ciudad hacia una pequeña carretera que lo conducía a un
sector rural, otros autos también parecían seguir su camino, condujo al
unisono de los otros aproximadamente 30 minutos he ingresaron a un
recinto donde todos los vehículos se estacionaban dispersos, este lugar
tenía mucho espacio, oscuro y desolado donde solamente las estrellas y
la noche daban un poco de luz, trato de actuar normalmente y se
estaciono al igual como lo hacia el resto, Daniel apagó su auto he
inspeccionó el lugar donde estaba, eran al rededor de 10 autos detenidos
de los cuales salían mujeres y hombres que llevaban a otros
encapuchados, con los brazos amarrados al interior de una especie de
galpón de madera, grande y tetrico, este no tenía luz alguna, se armó
de valor y decidió ingresar al lugar.
La puerta de ingreso del galpón estaban abiertas y en ella permanecían dos
tipos como centinelas resguardando aquella entrada, inmóviles y cada uno
con unas grandes metralletas, no podía ver sus rostros por la oscuridad
de la noche, tranquilamente y como si fuese parte de la secta se
acercó, estos seguían sin hacer ni siquiera un movimiento, mientras
daba sus pasos el se empezaba a poner nervioso, el terreno, bien seco,
sonaba con cada pisada, como anunciando un mortal ingreso, el ruido
rompía el silencio, crujiente y desesperado grito de muerte de la
naturaleza que se quiebra seca con el paso del ser humano, ya cuando
estaba casi llegando a la entrada miró a los centinelas y uno de ellos
se le acerco, al tenerlo más de cerca se dió cuenta que ambos carecían
de ojos, en ellos estaban dos reptiles con sus cabezas incrustadas en
los lugares donde tenia que tener ojos, sus colas salían de sus
cavidades oculares, estos reptiles movían se movían indicando que
estaban vivos y parecían alimentarse constantemente de sus pensamientos,
estaban incapaces de poder emitir cualquier palabra pero no presentaban
dolor alguno.
“Dios los espera en el vacío”.
Estaba escrito en su frente como si le hubiesen cortado la piel con una
navaja indicando el lugar donde tenía que dirigirse, y sin decir una
palabra, sintiendo un horror indescriptible, como cuando un pequeño niño
es encerrado en la oscuridad de una habitación después de haber visto
una demoniaca película de terror, ingresó al tétrico y oscuro galpón...
Unas pequeñas luces alumbraban el camino a una puerta que tenia un
pequeño cartel luminoso que decía “entrada de emergencia” los mismos que
habían en las salas de cine pero con un legado diferente, al llegar a
ella se dio cuenta que esta tenía un “ojo mágico” con el cual podía ver
hacia el otro lado, lentamente y como si la oscuridad lo abrazaba por la
espalda se aventuró a mirar.
Era un lugar vacío, carente de suelo, paredes, cielo, blanco en toda su
inmensidad, pero no encandilante, el lugar poseía toda la luz que no
tenia el interior del galpón, como si fuese de día, vacío, sintió un
movimiento a su lado derecho pero la oscuridad no lo dejaba saber que se
movía a su lado, una voz de mujer le habló.
“¿eres nuevo aquí?”.
El guardó silencio, atónito, y la voz de mujer nuevamente pronunció.
“¿eres nuevo aquí?”
no sabía que responder y siguió callado.
“¿como te llamas?”
“Daniel”. Respondió asustado
“mm..” exclamó la voz de mujer - “¿quieres tocarme? ¿quieres tener sexo conmigo Daniel?”
mientras una mano tocaba su hombro, pero la oscuridad del lugar no permitía saber quien lo hacía.
“no, no.. yo...” y Daniel se detuvo mientras sentía como 3 manos le tocaban los hombros y la espalda.
“bien.. eres nuevo aquí” decía la voz de la mujer.. “ellos no te harán
daño, yo solamente quiero tocarte, hace tiempo que no toco a nadie,
nadie se detiene a conversar conmigo, todos entran a este lugar, ellos
no pueden verme pero yo si, solo puedo mirar en la oscuridad, hace mucho
que no veo luz” pronunció “¿quieres tener sexo conmigo?” pregunto
nuevamente como si nunca lo hubiese preguntado.
“no” dijo Daniel con una voz seca. “vengo a buscar a...” y enmudeció nuevamente.
“entiendo” dijo la voz pensativa mientras las tres manos seguían
tocándolo por todas partes de su cuerpo. “¿quieres tener sexo conmigo?”
pregunto la voz de un hombre - “¿y conmigo?” pregunto otra y así
comenzaron a hablar mas voces y mas voces y mas voces hasta que Daniel
se echo hacia atrás y como único método de escapatoria abrió la puerta y
rápidamente ingreso al vacío en busca de su novia.
En el vacío no sabía si pisaba algo, no sabia si respiraba, si era un
hombre o una mujer, su cuerpo había mutado de forma increíble. Solo
pensaba en su novia perdido en el vació cuando una voz le dijo...
“bienvenido a Alabama Daniel”
el se tocó como inspecionandose y la voz le dijo “bienvenido a Alabama Daniel”...
Daniel comenzó a correr hacia ningún lugar, miró hacia atrás.. ya estaba inmerso en el tremendo vacío.
the pink doors of the queen..
De la vida, la locura, el tabaco y algo más!. si quieres leer Bienvenido :D
jueves, 17 de enero de 2013
jueves, 3 de enero de 2013
Armand
Ayer venia caminando a mi casa, la noche era tibia y su suave viento merodeaba entre las partes de mi piel que estaban desprotegidas por la ropa veraniega. el viento, cálido, me soplaba de frente cuando avanzaba por una solitaria calle de mi ciudad, los arboles, las luces del alumbrado publico con su amarillento color dándole el tono nocturno a la pintura, los sonidos de la noche aumentados, el lento pero profundo "clack" de mis zapatos al caminar y frente a mi, aproximadamente a unas tres cuadras de distancia, caminando en medio de la calle al igual que yo, volvía a estar Armad, esto era extraño, hace mucho tiempo que no veía a ese "amigo-enemigo" que fue tan presente en mi infancia, hoy estaba ahí, a tres cuadras mías. pero no estaba sorprendido a pesar que jamás esperé verlo en mi ciudad.
Mi caminar era decidido y por supuesto el de Armand también, mientras mas me acercaba mas recordaba cada momento junto a él, más imágenes, historias y recuerdos llegaban a mi mente, junto a ese ser nocturno y despiadado, sin lugar a dudas solo quería arrancar despavorido de ese lugar por que sabia de lo que este "eterno" era capaz, con cada paso iba arrancándome un pedazo de vida y a la vez de muerte, casi como si la noche con su soledad infernal fue cómplice de aquel demoniaco personaje para poder juntarnos a los dos en el mismo lugar, mis ojos no podían quitarse de su silueta y como cuando se mira fijamente a una figura en la noche, todo se difumina al rededor y solamente eres capaz de ver manchones de colores y formas, como si tu vista automáticamente comenzara a pintar un cuadro impresionista en cada espacio de tu entorno, mire mis brazos y mis actuales ropas ya eran distintas, me sentí muy extrañado, pero no dejaba de caminar, como si algo en él hacia que me acercase decidido a enfrentarlo de una vez por todas... nunca deje de caminar.
Mis puños ahora eran de una camisa blanca y pomposa, los dobleces de esta misma en mi pecho, mis manos mas delicadas de lo normal y mis zapatos muy lustrados iban acompañados de un traje negro oscuro, del mismo color que el de Armand, la misma camisa que Armand, el mismo peinado que Armand y claro está el porqué, esa noche... los dos asistíamos a mi funeral.
Dos rapidísimas pestañeadas y todo se volvió distinto, no solo mi ropa y la suya, sino que las calles antes pavimentadas perfectamente ahora se volvían de adoquines, las luces publicas en tenues faroles, los autos en carretas poco a poco como si fuese retrocediendo en el tiempo mientras avanzaba en mi caminar para llegar a esa antigua "Nueva Orleans"; ni un sonido, ni una queja, ni un maúllo y ni un ladrido, solo sus pies y los míos en un principio, pero después su respiración acompañada del putrefacto y mortal aliento, lo tenia frente a mi, a pocos metros, no faltaba nada que avanzar, no faltaba nada para chocar con él, de pronto mis ojos se cerraron de un pestañeo natural pero con aquella calidad de detalle como si durara eterno el momento, comencé a disminuir la apertura de mis ojos y el estaba al frente, con su pálido color de piel, cada cosa se volvía mas borrosa y el estaba mas cerca con sus azulados y casi descoloridos ojos, su cara entre mis pestañas, sus dientes y colmillos sonrientes, hasta llegar al negro invencible de la oscuridad interna...
Volví a abrir los ojos y todo estaba igual, y el cada vez mas cerca casi respirando frente a mi, volví a pestañear y choque con el.
De reacción dije -"¡disculpe!"- rápidamente, era una persona, normal al igual que yo que se dirigía vestido de traje a algún lugar, lo inspeccioné con la mirada desde los pies a cabeza, cada detalle de su vestimenta era distinta, mire la ciudad rápidamente y nada era lo descrito anteriormente, lo volví a mirar y le repetí las disculpas, el miro hacia el frente y volvió a caminar, yo lo seguía mirando atónito, me miro nuevamente y solo con sus ojos me di cuenta que...
Como olvidar mi infancia junto a Anne Rice...
que emoción se siente leer un buen libro, esos que te hacen pasar horas frente a él consumiendo sus paginas una por una, que quieres saber inexplicablemente que te traerá de sorprendente la próxima, armando en tu memoria lo que han construido las pasadas.
los libros buenos marcan, quien termina de leer un buen libro, lo cierra y siente que en su vida algo ha cambiado, ha tomado nuevas formas, o siente esa incomprensible conmoción interna, como si el alma se detuviese a meditar; lo deja en su escritorio, lo mira nuevamente y piensa que ya la vida no la ve de la misma forma, hay colores que se han acentuado, otros han cambiado, algunos sonidos, una caricia, una persona ¡TODO! en su esencia cambió... un buen libro te acompaña de por vida... si no te ha pasado, te hace falta leer un buen libro.
Mi caminar era decidido y por supuesto el de Armand también, mientras mas me acercaba mas recordaba cada momento junto a él, más imágenes, historias y recuerdos llegaban a mi mente, junto a ese ser nocturno y despiadado, sin lugar a dudas solo quería arrancar despavorido de ese lugar por que sabia de lo que este "eterno" era capaz, con cada paso iba arrancándome un pedazo de vida y a la vez de muerte, casi como si la noche con su soledad infernal fue cómplice de aquel demoniaco personaje para poder juntarnos a los dos en el mismo lugar, mis ojos no podían quitarse de su silueta y como cuando se mira fijamente a una figura en la noche, todo se difumina al rededor y solamente eres capaz de ver manchones de colores y formas, como si tu vista automáticamente comenzara a pintar un cuadro impresionista en cada espacio de tu entorno, mire mis brazos y mis actuales ropas ya eran distintas, me sentí muy extrañado, pero no dejaba de caminar, como si algo en él hacia que me acercase decidido a enfrentarlo de una vez por todas... nunca deje de caminar.
Mis puños ahora eran de una camisa blanca y pomposa, los dobleces de esta misma en mi pecho, mis manos mas delicadas de lo normal y mis zapatos muy lustrados iban acompañados de un traje negro oscuro, del mismo color que el de Armand, la misma camisa que Armand, el mismo peinado que Armand y claro está el porqué, esa noche... los dos asistíamos a mi funeral.
Dos rapidísimas pestañeadas y todo se volvió distinto, no solo mi ropa y la suya, sino que las calles antes pavimentadas perfectamente ahora se volvían de adoquines, las luces publicas en tenues faroles, los autos en carretas poco a poco como si fuese retrocediendo en el tiempo mientras avanzaba en mi caminar para llegar a esa antigua "Nueva Orleans"; ni un sonido, ni una queja, ni un maúllo y ni un ladrido, solo sus pies y los míos en un principio, pero después su respiración acompañada del putrefacto y mortal aliento, lo tenia frente a mi, a pocos metros, no faltaba nada que avanzar, no faltaba nada para chocar con él, de pronto mis ojos se cerraron de un pestañeo natural pero con aquella calidad de detalle como si durara eterno el momento, comencé a disminuir la apertura de mis ojos y el estaba al frente, con su pálido color de piel, cada cosa se volvía mas borrosa y el estaba mas cerca con sus azulados y casi descoloridos ojos, su cara entre mis pestañas, sus dientes y colmillos sonrientes, hasta llegar al negro invencible de la oscuridad interna...
Volví a abrir los ojos y todo estaba igual, y el cada vez mas cerca casi respirando frente a mi, volví a pestañear y choque con el.
De reacción dije -"¡disculpe!"- rápidamente, era una persona, normal al igual que yo que se dirigía vestido de traje a algún lugar, lo inspeccioné con la mirada desde los pies a cabeza, cada detalle de su vestimenta era distinta, mire la ciudad rápidamente y nada era lo descrito anteriormente, lo volví a mirar y le repetí las disculpas, el miro hacia el frente y volvió a caminar, yo lo seguía mirando atónito, me miro nuevamente y solo con sus ojos me di cuenta que...
Como olvidar mi infancia junto a Anne Rice...
que emoción se siente leer un buen libro, esos que te hacen pasar horas frente a él consumiendo sus paginas una por una, que quieres saber inexplicablemente que te traerá de sorprendente la próxima, armando en tu memoria lo que han construido las pasadas.
los libros buenos marcan, quien termina de leer un buen libro, lo cierra y siente que en su vida algo ha cambiado, ha tomado nuevas formas, o siente esa incomprensible conmoción interna, como si el alma se detuviese a meditar; lo deja en su escritorio, lo mira nuevamente y piensa que ya la vida no la ve de la misma forma, hay colores que se han acentuado, otros han cambiado, algunos sonidos, una caricia, una persona ¡TODO! en su esencia cambió... un buen libro te acompaña de por vida... si no te ha pasado, te hace falta leer un buen libro.
jueves, 13 de diciembre de 2012
Las personas y los instrumentos
Al elixir de los melomanos.
la forma más pura de transmitir locura y energía.
Mi gran y verde amigo me tomo de las manos, histrionico como siempre, pero sumergido aun en el vital elemento.
Me adentré en sus fauces por voluntad propia y me sorprendió encontrarme de director de un concierto del mismísimo Tchaikovsky en la conocidísima obra "1812 Overture" cuya música fue usada en una aclamada y por que no decirlo, revolucionaria, película "'V' de Vendetta" y yo estaba ahi, parado en el medio de director y en mi asiento lateral, consumido pero presente aun, mi amigo.
Comenzo lento, primero por la pena y el sufrimiento del revolucionario, luego como este comenzó su mejora... Pero la guerra y la revolución duro poco hasta que me recordó mis tiempos de trompetista y comencé a preguntarme, mientras fervorosamente dirigía la obra con mis dos manos, por que me gustaba ese instrumento siendo que habían unos tan "lindos" como el violín por ejemplo, y no tuve menos que pensar en eso para llegar a decir que las personas son como los instrumentos musicales:
El trompetista es muy fuerte! Quien es trompeta es alguien que grita (como yo) o que habla marcado por el constante "staccato" de la música.
El violinista es como el lector que en su cabeza brillan las mas hermosas fantasías.
El clarinete es como las personas bellas y sencillas que la vida siempre nos ha sabido regalar pero no sabemos cuidar,
El bombo es como el gran hombre corpulento y fortachon ese hombre de nuestro campo chileno que con esfuerzo y desazón, marca el paso con su andar.
La flauta es como aquella bella bailarina de ballet que con su suave andar se posa en el centro del escenario y nadie puede dejar de mirar
Asi todos ellos tienen personalidad, pero no cualquiera, si no la personalidad de los grandes, esos que merecen estar en el escenario, hay otros que son igual de tremendos, ellos tienen otros escenarios, este depende de su lugaren la vida. Gracias por me ha tocado dirigir otras obras, hoy me toco esta.
http://m.youtube.com/watch?v=4C-YSq5flow
"Los hombres no son sino los instrumentos del genio del universo." Hegel, Georg Wilhelm Friedrich
martes, 11 de diciembre de 2012
Una Gran Visita.
A todos los selectos que han podido abrir la puerta.
Se sentó en su espera, le habían dicho que venía, que estaría ahí, que lo podría ver. Estaba tranquilo, pero con muchas ansias de conocerlo, había esperado toda su vida y durante toda esta le habían prometido que algún día, quizás, podría conocerlo. Ya se lo habían comunicado, el momento era ahora.
Su padre y su madre tampoco lo conocían, pero le trataban de enseñar todo sobre él, ellos nunca habían tenido la oportunidad de visitarlo y por los rumores que lo rodeaban, le contaban a su hijo lo que ellos habían escuchado. Que era bueno, bondadoso, que siempre entregaba amor, que no había nada más puro y hermoso, decían.
Al igual que sus padres, llevaba su mejor tenida, nadie visita a alguien tan importante sin sus mejores prendas, menos a él; la hora se acercaba y sus manos se empezaban a mover rápidamente por sus bolsillos buscando algo con que poder descargar sus nervios, algún papel que enrollar, o algo para masticar. Sin lugar a dudas estaba poniéndose nervioso.
Faltaban pocos minutos para entrar a la sala donde él lo esperaba, su pierna izquierda comenzó a tiritar, y pensó en sus hermanas, luego se preocupó de que cosa le diría, mientras su temperatura comenzaba a elevarse trataba de pensar en que cosas le preguntaría, pensó también que quizás algo aprendería, aprovecharía de cambiar algunas cosas que le habían dado, en este lugar le habían dicho que si se podrían cambiar defectuosos aspectos del alma, esos que en el “retail” no se podían comprar, Estaba excitado y expectante . Y fue así, entre ansias y especulaciones como fijó su mirada en aquella gran puerta.
Respiró hondo... la sala de esperas era tremenda, con copas de oro, antiguas pinturas que adornaban las paredes contando una triste historia en 14 cuadros, mucha gente estaba sentada ahí, todos mirando a una gran figura que mostraba su dolor, el silencio era enorme y cada pilar se adornaba de flores, también así lo hacían las estatuas, la luz llegaba al centro a través de coloridos vitrales en un alto techo imposible de alcanzar, muchos de los sentados ahí también esperaban su llamado, pero solo algunos podrían entrar definitivamente a su oficina, los selectos.
Sudado ya, giraba su cabeza esperando que algo apareciera, su madre incansablemente juntaba sus manos apoyándolas en su frente con los ojos cerrados repitiendo siempre la misma frase, una y otra vez, como si quisiera que eso realmente sucediera, su padre a su costado aparecía sereno, observando la gran sala de recepción con un grueso libraco en su mano. De pronto, rompiendo el silencio sepulcral de la sala de esperas, un hombre, un anciano mejor dicho, que vestía un extraño y diminuto sombrero y una bufanda blanca que no lo protegía del frio, Pronuncio su nombre decididamente.
Al escucharlo sus pulsaciones llegaron al tope y el orgullo de sus padres se mostró de lleno en sus rostros al saber que su hijo iba a conocerlo, primera vez que su familia iba a tener ese honor, y él se lo merecía, era un joven excepcional.
El anciano lo tomo de la mano y le dijo -"haz sido elegido, debes jurar guardar para ti lo que veras ahí, lo verás a él, grandioso, al ser más perfecto y con las más grandes capacidades existentes, él lo sabe todo sobre ti, lo que piensas, sientes, haces, ocultas y muestras, ¿te sientes preparado?".
El movió su cabeza asistiendo nada más.
Juró no contarle a nadie, juró que no se lo diría a nadie y procedió a entrar. Su mano sudada tocó la puerta, pesada ella se rechazaba a moverse, pero la empujo con más fuerza y lentamente una ranura de suspenso se abrió, una primera hendidura, ¿podré mirar hacia adentro? se preguntaba, sentía una fuerte presencia esperándolo, su corazón en su garganta, palpitaba excitado como un gran motor, la puerta se abría, lentamente, la luz comenzaba a entrar, todos estaban atentos, la puerta crujía abriéndose, cada vez más fuerte, cada vez más, su emoción de conocerlo a él, de no poder ocultarle nada, de no poder mentirle, al más poderoso ser, el más perfecto, estaba ahí , esperandolo solamente a el. Sin ver nada por la oscuridad, decidió entrar, y cerró la puerta a su espalda.
La pieza estaba completamente oscura, no veía nada, aun todo era un misterio, la pieza estaba sola, no sentía presencia alguna cuando de pronto se prendió una luz.... se encontraba solo parado frente a un espejo, mirándose a el mismo, a un ser prefecto, capaz, al ser que tanto le hablaron en su vida, estaba ahí, él era, él podría conseguir todo en su vida, cambiar sentimientos, entregar amor, ser bueno, ayudar a la gente a quien más lo necesita. Y entendió que solo él existe y que muy pocos son los capaces de llegar ahí y saberlo.
"El hombre encuentra a Dios detrás de cada puerta que la ciencia logra abrir".
Albert Einstein.
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